Licenciatura en Artes Visuales ICA: CLAUDIA GONZÁLEZ HERNÁNDEZ

jueves, 30 de mayo de 2013

CLAUDIA GONZÁLEZ HERNÁNDEZ

Los seres humanos nacemos y morimos indefensos, fuimos arrojados inermes a un mundo ajeno. Llegamos tarde a una mítica repartición de las facultades bestiales, y no tenemos ni pieles ni garras para luchar por nuestras vidas. En este contexto es difícil explicar la sobrevivencia de un recién nacido, bastaría con abandonarlo para apreciar su dolorosa incapacidad para sobrevivir, y validar el mito del humano indefenso.

¿Qué le permite al neonato salvar la vida? Entre los humanos, al menos entre los occidentales, los ojos del cachorro de mamífero ejercen un misterioso hechizo, despiertan cierta disposición afectiva. Los ojos grandes y vivaces de un cachorro son irresistibles, pero sólo si es el caso de un mamífero, pues ¿quién sentiría ternura por los ojos de un cachorro de cucaracha, o por los de un mamífero deforme?

Claudia ha emprendido una exploración de las dimensiones oculares, en su recorrido “accidentalmente” ha llegado al territorio de la moral. Se pregunta ¿cuál es el límite de la ternura en su relación con la dimensión del ojo? Su exploración transita en un sentido distinto al del animé, pues no busca explotar la ternura; el sentido de su análisis es otro, es abyecto. Para esta artista plástica la pregunta es ¿cuál es la proporción con la cual la ternura se convierte abyección? En las obras que se exponen a continuación se explora la relación de la representación deforme del ojo humano con un sentimiento moral primario.

APROXIMACIÓN A LAS OBRAS

Nuestras buenas costumbres han sido trastocadas, no podemos dejar de preguntarnos ¿quiénes son estas niñas cuya mirada ha sido cruelmente violentada por la artista?, ¿es qué la artista no sabes que hay moral? Creo que Claudia ha perdido sus sentimientos morales a consecuencia del choque entre la plástica y las buena costumbres, accidente que ella misma provocó.